Viva el 1º de mayo

Los mártires de Chicago

Se acerca el 1º de mayo y vuelve a ser importante recordar cual es nuestro sitio como personas trabajadoras. Estamos en una regresión histórica. Han vuelto con fuerza el puritanismo y la extrema derecha, las guerras imperialistas y el capitalismo desrregulado y sin más control que la avaricia del empresario.

Por eso debemos estar más unidas, volver a militar en los colectivos, sacar fuerzas de flaqueza. Y esto lo digo por mi, que llevo tiempo apartado de militancia, parte por agotamiento, parte por desilusión. Debemos volver. Debemos recuperar las calles, que siempre fueron y siempre serán nuestras. Debemos mostrar que estamos aquí.

Que nativa o extranjera, somos la misma clase obrera.

Paz entre pueblos y guerra entre clases.

Viva el 1º de mayo.

¿Y si dejamos de pelearnos entre nosotros…?

Hay una escena de “La vida de Brian” que muestra con gran exactitud la realidad de las organizaciones de izquierda españolas. Es la escena en la que el Frente Popular de Judea se adentra en el palacio para secuestrar a la mujer de Poncio Pilatos. En el pasillo se encuentra con otra facción que va a hacer lo mismo y se pelean mientras Brian les grita “tenemos que unirnos contra el enemigo común”.

Cualquiera que milite en sindicatos de izquierda, en partidos políticos o en movimientos sociales o se ríe con esa escena pensando “jajaja, que cabrones” o le molesta esa escena pensando “qué cabrones, ja ja ja”. Pero es que es así. Dentro de un mismo sindicato pequeño hay posturas irreconciliables, hay “familias” y gente que no se puede ni ver. Gente que vota en contra de todo lo que proponga Benganito porque en el año 82 Benganito dijo nosequé de Fulanito, que ya está muerto, pero para rencorosos nosotros. Y no digamos ya entre organizaciones. Que sí, que igual muchos de esos rencores tienen un motivo histórico, como los que tienen casi todas las peleas en los pueblos por ese árbol que está en la linde del vecino y es mejor talarlo que dejar que le caigan frutos a la parcela del vecino al que odias. De ese nivel estoy hablando.

Pero ahora la situación es jodida. Más, mucho más, que la que viene siendo desde hace 30 años. Tenemos a la extrema derecha gobernando. El PP se ha quitado la careta de “centro derecha” y ha sacado el traje de franquistas. No duda en gobernar de la mano de su propia escisión, Vox, un partido que es más franquista que Franco, con la salvedad de no tener el apoyo de naciones extranjeras de corte fascista…. de momento.

Así pues, con este panorama, ¿es intelligente seguir como estamos? ¿Es inteligente seguir pegándonos internamente por cosas que podemos dejar aparcadas durante un tiempo, al menos hasta que el fascismo no esté pretendiendo gobernar? Hitler necesitó solo seis meses de gobierno en minoría para tirar abajo todo el sistema democrático de la república de Weimar. Seis meses en los que se ilegalizaron partidos, sindicatos y se encarceló en campos de concentración a toda clase de rivales políticos. ¿En serio no podemos dejar nuestras diferencias para evitar que esto vuelva a pasar?

Hay luz al final del tunel. Sólo tenemos que ceder un poco con nuestros compañeros y compañeras de trinchera. Ser inteligentes y dejar de lado, tod@s, nuestras diferencias. Aunque X diga “niñes” en un mitin, aunque Z tenga liberados sindicales, aunque Y escriba unos manifiestos de 450 hojas.

Estamos en un momento histórico realmente complicado. Debemos evitar que esto vaya a peor.

Y viva el 1º de mayo

Manifiesto Agile-Sindical v0.2

Tras la publicación del anterior post, Implementar el manifiesto Agile, varias personas me propusieron cambios. Alguno aprovechó para insultarme y para quitarme el carnet de anarquista por decir:

Me parece increíble que en mi entorno laboral, trabajando por cuenta ajena en una empresa capitalista que factura millones de euros anuales, me esté organizando de una forma, en mi día a día, más anarquista que en un sindicato que se dice “anarcosindicalista”

Me quedo con las críticas construictivas y vamos a mejorar la idea del manifiesto con ellas, haciendo esta versión 0.2, Alpha. Y aprovecho para hacer una fe de erratas. En el anterior post traduje de forma incorrecta Product Owner como “Jefe de proyecto”, cuando debería ser “Dueño de producto”. Mis disculpas.

Además, en el anterior post se me olvidó una figura importante, así que repaso todas las figuras que hay (o que puede haber) y corrijo este otro error.

  1. El cliente, que es el que pide cosas
  2. El dueño del producto, que es el que las prioriza y el que pide cosas que se deben hacer para satisfacer al cliente
  3. El equipo de desarrollo, que es el que curra
  4. El scrum master (este es opcional) que es el que vela porque todos los procesos de organización se hagan correctamente

Si tomamos el funcionamiento teórico* de los colectivos anarquistas y más concretamente de los sindicatos de corte anarcosindicalista, tenemos los siguientes actores y su concordancia con las figuras agile:

  1. La asamblea, que es la que decide qué se debe hacer. En este caso serían el cliente.
  2. El secretariado permanente, que es el que se encarga de que se haga lo que ha decidido la asamblea. En este casó sería el dueño de producto (pero ojo, el secretariado en su totalidad como ente colegiado, no el secretario general o el secretario de tal o de cual)
  3. Cada una de las personas al cargo de una secretaría o de un grupo de trabajo. Serían los Scrum Master.
  4. Las personas que conforman los grupos de trabajo que ayudan a una secretaría o que se han montado para una acción concreta. Serían el equipo de desarrollo.

De modo que la asamblea, periódicamente, pediría cosas (preparar una acción contra esta o aquella empresa, hacer una campaña por este o aquel motivo, iniciar un conflicto, hacer una manifestación… lo que fuera) todas ellas dentro del principio SMART (Specific, Measurable, Archievable, Relevant and Time-bound)** que ya mencioné en el anterior post.

Luego, fuera de la asamblea, el SP cogería esas peticiones, vería las fechas de entrega pedidas y las priorizaría. Cada secretaría o grupo de trabajo cogería las peticiones de su área de competencia y determinaría las tareas necesarias para llevarlo a buen término. Las tareas se priorizarían, se estimarían y se miraría qué tareas quedan pendientes de asambleas anteriores. Si es algo menos prioritario, se deja para luego, si es algo que está a punto de terminarse, se hace lo primero… todo dentro de la autonomía del grupo de trabajo, pensando en las fechas para las que tiene que estar cada tarea.

Tal vez el funcionamiento debería ser mediante un tablón Kanban, en el que cada columna de estado tenga limitado el número de tareas y en el cual cada persona pueda saltar de una tarea a otra, ayudando a la persona que tiene asignada una si así lo requiere. El objetivo, al final, sería no perder la perspectiva de todo lo que se quiere hacer y de cuanto cuesta hacerlo.

Organizarse, insisto, de forma asamblearia

 

Notas:

* No me tiren de la lengua, que me pierdo

** Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y Adaptables en el plazo

Implementar el manifiesto Agile

Pocas personas que no trabajen en el mundo del software, y bastantes que si lo hacen pero que están anclados en formas de trabajar “antiguas”, conocen el Manifiesto Agile (no traducir Agile como Ágil así, alegremente, porque lleva a confusiones). Este manifiesto propuso, a principios de siglo XXI, un cambio de la forma de trabajar en las empresas de desarrollo de software. Este manifiesto viene de una metodología anterior llamada “Programación extrema” y bebe bastante del sistema de organización de líneas de producción ideado por Taiichi Ohno para Toyota llamado “Kanban“. El Manifiesto Agile propone una forma de trabajar autoorganizada, iterativa, funcional y adaptativa al cambio.

La forma de trabajar, aplicando este manifiesto con más o menos rigor, pasa a ser la siguiente:
El grupo de trabajo se organiza de forma horizontal. Es el equipo el que decide, en reuniones iterativas, qué se va a hacer durante a jornada de trabajo y quién lo va a hacer. Periódicamente, cada dos a cuatro semanas, el equipo se junta con el jefe del producto para saber qué va a querer para la próxima iteración y para enseñarle lo que se ha realizado en esta. De modo que el jefe del producto solo dice “me gustaría que diérais prioridad a esto” y es el equipo el que dice “pues en esta próxima iteración de cuatro semanas te vamos a hacer esta cosa, que es la que quieres, y la vas a tener disponible”. Es, al final, una forma de trabajar que roza, con mucho, el anarquismo: no hay jefes, no hay órdenes. El jefe de producto no dice qué es lo que se tiene que hacer ni quién tiene que hacerlo. Él sugiere y el equipo dispone. ¿Que hay un cambio de prioridades? Pues se negocia, se mete algo en la iteración y se saca algo del mismo peso. Al final el equipo ha estimado, en la reunión con el jefe de producto, cuanto esfuerzo requiere cada tarea y se ha comprometido de una forma realista a hacer una serie de tareas para las que tiene capacidad. No solo son grupos autorganizados, además son grupos autónomos y responsables.

Los intengrantes son:

  • El jefe de proyecto, que es el que pide cosas
  • El equipo de desarrollo, que es el que curra
  • El scrum master (este es opcional) que es el que vela porque todos los procesos de organización se hagan correctamente

¿Es aplicable el manifiesto agile a otras formas de la vida? Si, por supuesto. En los últimos tres años he conocido a gente que ha organizado su boda usando un tablón Kanban, gente que ha organizado su mudanza (yo mismo) con este tablón. Gente que usa iteraciones, llamadas sprints, en su día a día en su casa para organizar las tareas domésticas. Y muchos equipos de trabajo que han logrado hacer proyectos impresionantes organizándose asambleariamente (aunque ellos lo llamen “mediante daylis”).

Entonces hoy me ha dado por pensar

¿Podríamos aplicar la metodología Agile a un sindicato?

Y la respuesta ha sido: si. Y os explico primero el porqué.

Me parece increíble que en mi entorno laboral, trabajando por cuenta ajena en una empresa capitalista que factura millones de euros anuales, me esté organizando de una forma, en mi día a día, más anarquista que en un sindicato que se dice “anarcosindicalista”. Me parece increíble que esté más jerarquizado un sindicato que una empresa.

Y ahora, el cómo.

El sindicato se organiza en diferentes secretarías (jurídica, acción social, acción sindical, comunicación) y grupos de trabajo para cosas concretas: montar una huelga en una empresa, hacer una campaña, etc… cada uno de estos grupos sería un “equipo de desarrollo”, una persona responsable, ya sea la que ostenta la secretaría correspondiente del sindicato o la designada para llevar a cabo la acción, sería el scrum master. El resto de las personas militantes que ayudarán en una tarea o en otra, serían parte del equipo de desarrollo. Pero todas las decisiones, las metas que se quieren alcanzar, no las toman ellos: las toma la asamblea.

La asamblea del sindicato es la que toma las decisiones, con lo que, en nuestro caso, la asamblea sería el jefe de producto. Periódicamente, podría ser cada dos meses, por ejemplo, la asamblea debería ver cómo han trascurrido los dos meses anteriores, identificar cuales han sido los problemas, y decidir qué se quiere conseguir en los dos meses siguientes: pero buscando que los objetivos sean SMART (Specific, Measurable, Archievable, Relevant and Time-bound) o lo que es lo mismo: Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y Adaptables en el plazo. Es decir, la asamblea no decidirá que mañana sol y buen tiempo ni decidirá “hay que alcanzar la anarquía” porque no son ni suficientemente específicos, ni realistas ni se pueden alcanzar en el plazo de dos meses.

De modo que cada equipo de trabajo mostraría a la asamblea lo que ha hecho desde la asamblea anterior y la asamblea les diría lo que quiere para el siguiente periodo de tiempo. Todo esto negociado, en la asamblea, y con un tablero delante en el que se crearían las tareas.  Las personas que forman el equipo saben lo que cuesta, de esfuerzo, llevar a cabo cada una de las tareas, con lo que sería capaz de decidir, de todo lo que quiere la asamblea, qué cosas si se van a poder llevar a cabo o que cosas requieren de más militantes para alcanzarlas.

Todo esto funciona en las empresas capitalistas, que se supone que son lo más alejado del anarquismo ¿por qué no va a funcionar organizarse asamblearia y horizontalmente en un sindicato anarcosindicalista?

 

 

Si no se puede bailar, tampoco es mi revolución

Lo bueno de poner orden en las fotos es que afloran recuerdos no muy antiguos pero que a uno le animan, como encontrar la foto de la #AcampadaPolicía, o que a uno le dan cierta añoranza, como las fotos de las actuaciones de D-Mentes. Y entre fotos de los perretes jóvenes y lozanos, de los gatos que ya no están conmigo y de manifestaciones, manifestaciones, concentraciones y más manifestaciones a uno le da por pensar.

Que buenos tiempos aquellos en los que pensábamos que estábamos cambiando el mundo, poco a poco, con cada acción, con cada movilización. Que crédulos fuimos, pero qué bien nos lo pasamos. A fin de cuentas, si el activismo no tiene sus momentos divertidos, si no es motivador y no nos “eleva el espíritu” ¿qué nos queda? ¿Ser unos gruñones y amargados que hacen cosas por “tradición”, por “principios” o por pura y dura “profesionalización”?

He vuelto a mirar el ensayo general de la actuación de títeres que nos llevó a hacer catorce actuaciones. Las fotos de una concentración en solidaridad por otros titiriteros detenidos por hacer una obra que no distaba mucho de la nuestra y con los cuales tuvimos el gusto de hablar y casi fraguó el actuar juntas… Que bien nos lo pasamos durmiendo en un convento okupado en Zafra, actuando en las fiestas de Poble Sec en Barcelona, en Aluche con una actuación no anunciada del grupo de teatro de No Somos Delito que simularon una detención en el CSA donde estábamos…

Yo quiero volver a aquellos tiempos en los que hacíamos cosas sin parar, sin preocuparnos porque a unos amargados les pareciera bien o mal. Lo hacíamos y punto. El pasado miércoles estuve en la fiesta que montó la Coordinadora de Informática de CGT en el CSOA La Ingobernable y pensé lo mismo. Que grande es poder hacer cosas, crear, apoyar a las compas que lo necesitan y gozarlo. Si, terminamos agotados tras cinco horas de fiesta, barra y solidaridad a raudales, pero felices, que es de lo que se trata. Que otros se queden la amargura y la mala hostia.

Vamos a crear, a movilizarnos, a apoyar y a tirar abajo este sistema, claro que si, pero lo vamos a pasar bien, porque ya está bien de salir cabreado de las reuniones y asambleas.

Si no se puede bailar, tampoco es mi revolución

¿Somos insensibles a la problemática laboral?

El otro día leí un twitt de los que caen como un jarro de agua fria. Una persona se lamentaba por su situación laboral: un curro mal pagado, en el que le forzaban a hacer horas no remuneradas, donde no se respetaban los descansos entre jornadas, ni los descansos semanales… ni casi nada. Lo que nos estaba contando en un hilo de mensajes era un caso de explotación claro, de los de libro. Entré a leer las respuestas y fue un segundo jarrazo, este con jarra incluida; 70 menciones de “jo, que mal”, “animo”, “es que la cosa está fatal”, “jo, como se aprovechan” etc. Solo vi un mensaje, de alguien a quien sigo, que se ofrecía a hacer algo: presentar una denuncia, dar consejos legales…algo. En ese panorama yo también me ofrecí. No sería complicado montar una concentración en la puerta, un reparto entre los clientes…..algo. No hubo respuesta, supongo que por el aluvión de interacciones.

Esas respuestas me hicieron recordad lo que he leido sobre indefensión aprendida, sobre como la generalización de una mala situación nos hace aceptar como “normal” las injusticias más indignantes. Tal vez por el exceso de información negativa con la que somos bombardeados constantemente. Y me hizo pensar ¿qué estamos haciendo? ¿qué respuesta damos ante la injusticia? ¿sólo unas palabras de aliento?¿pero eso es porque no podemos ofrecer más o porqur asumimos que como todo está muy mal un poco más de desazón no se va a notar?

Aquí me acordé del manual del Grupo de Solidaridad de Seattle donde ante esta problemática se organizaron y plantaton cara. El objetivo era lograr pequeñas victorias en pequeñas luchas, difundirlas y lograr que más gente se sumara.

Esta situación no es tan extraña como nos pueda parecer y las soluciones posibles no son utópicas ni requieren un esfuerzo fuera de lo común. Puede parecer que hemos perdido toda capacidad de movilizarnos en la defensa de los derechos laborales de otras personas. Hay que reconocer que el mercado laboral ha cambiado para hacer esta tarea mucho más complicada. Las grandes factorías con una plantilla de cuatro o cinco mil personas hace mucho que no existen o están en extinción. La subcontratación y las empresas pequeñas, franquicias de ropa o restaurantes de comida para llevar han ganado terreno a las fábricas. Y más ahora con los trabajadores falsos autónomos sobre los que se apoyan las empresas “guays” como Amazon, Deliveroo, Uber, etc bajo la fachada del “trabajo colaborativo”.

Sí, el mercado laboral ha cambiado. Sí, la realidad laboral ha cambiado. O nos adaptamos, o respondemos a las llamadas de auxilio como la de esta persona ofreciendo ayuda real, o estaremos muy muy jodidos y seguiremos bajando en esta larga y empinada pendiente que es la pérdida de derechos laborales

Elogio de las vacaciones

Diversos medios de prensa y gente interesada se ha hecho eco de la decisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid de “renunciar” a sus vacaciones “porque tiene mucho trabajo” (Nota: esos mismos medios y personas han pasado por alto el hecho de que el presidente del gobierno si esté disfrutando de sus vacaciones). Digo “gente interesada” porque si miras sus perfiles idológicos y sociales verás que la mayoría de los que han empezado esta campaña por-renuncia a derechos fundamentales son gente de derecha-neocon-liberal, empresarios de medio pelo y mamporreros de la patronal. Luego, no podía faltar, han salido numerosos integrantes del club de fans de la derecha rancia y la patronal a dar palmas a esta decisión. Así que aquí van unas líneas contra esa gente que piensa que está bien renunciar a un derecho particular propio e irrenunciable como son las vacaciones y que se puede extender a cualquier otro derecho, dicho sea de paso.

Por ti mismo

Porque el descanso es necesario, porque necesitas parar y no trabajar de vez en cuando. Porque a poco que tegas familia o amigos, se merecen que pases tiempo con ellos. Porque cuando vengan mal dadas y estés enfermo en un hospital tu jefe no va a ir a dormir en el sofá de la habitación para cambiarte la cuña cuando hayas terminado de cagar, ni a avisar a la enfermera a las cuatro de la mañana cuando se haya terminado el bote de suero.

Porque es mentira que el trabajo sea salud

Esa estupidez se la inventó alguien que en su vida ha doblado el lomo. No hay más que ver la lista de enfermedades profesionales que hay registradas o pendientes de registro: enfermedades pulmonares relacionadas con la minería y uso de asbestos, cáncer por el trabajo con amianto, problemas de espalda de trabajadores de líneas de caja o reponedores, problemas de circulación de personal de restaurantes, el tunel carpiano de los que trabajamos frente a una pantalla de ordenador…. eso sin contar las cientos de personas que mueren cada año en el trabajo; 565 el año pasado SÓLO en España.

Porque los derechos son irrenunciables

Esto es, el mismo legislador, en un momento de lucidez, decidió que no puedes renunciar a los derechos que tienes aún cuando quieras hacerlo. Principalmente porque nadie podría asegurar que esa renuncia que estás haciendo sea voluntaria y no estés siendo sometido a algún tipo de coacción por parte de tu jefe, familia, etc. No puedes renunciar a tus vacaciones, a tu descanso diario, a tu libertad de movimientos…

Porque mucha gente murió para que tuvieramos esos derechos

El día de descanso, o los dos o más en mejores casos, no son “porque el domingo es día de ir a misa y por tanto es gracias a la iglesia” ni mucho menos. Hasta principios del siglo XX en España los obreros trabajaban los 7 días de la semana en jornadas de 12 horas para los adultos y 10 para los niños mayores de seis años. Fue en la huelga general iniciada en La Canadiense, en Barcelona, donde se consiguió la jornada de 8 horas y el día de descanso semanal. En esa huelga hubo mucha gente que murió a manos del estado y de pistoleros de la patronal que se oponían a dar estos derechos. No olvidemos que la fiesta del 1 de mayo tiene su origen en el asesinato de los cinco anarquistas de Chicago a manos del gobierno de EEUU tras las protestas en 1886 por la jornada de 8 horas.

Por solidaridad con tus compañeros/as de trabajo

Porque cuando tú decides renunciar a tus vacaciones estás creando un nefasto precedente en el trabajo donde el empresario crea una diferenciación entre el “buen trabajador” (tú) y los “malos” (los que hacen uso de sus derechos y se cogen vacaciones). Como decía una persona en twitter hace unos días, “los derechos son como las vacunas; si renuncias a ellos no solo te afecta a ti sino que pones en peligro al resto de la comunidad”. Por ese motivo no debes hacer más horas que las que te pagan y debes cogerte tus vacaciones.

Y porque, qué hostias, el trabajo es una mierda y las vacaciones una maravilla. Porque el trabajo apesta y “Si el trabajo fuera bueno se lo habrían quedado todo los ricos” (Mario Moreno Cantinflas)

Contra el coaching

El coaching es esa pseudociencia que dice que si te esfuerzas en el trabajo tu jefe te valorará bien, que si te esfuerzas más lograrás tus sueños y que tú solo, con tu tesón y tu blablablabla puedes alcanzar tus metas. Y un mojón como un piano de cola.

Tu jefe te va a exprimir como si fueras un pomelo y no te dejará de presionar mientras le des zumo para, en el momento que de ahí no salga una gota más, tirarte a la basura y coger otro pomelo. Le dará igual que sea porque eres viejo, porque eres mujer y te ha dado por quedarte embarazada o porque haya otro pomelo que de más zumo que tú sin tener que hacer tanta fuerza para exprimirlo. Se la pela tu esfuerzo si el resultado de ese esfuerzo no le supone beneficios extra por el mismo salario. No seas imbécil; no te esfuerces.

Otro mantra es que “Tus jefes son duros, es lo que hay”. No, amigo, no es lo que hay. ¿Sabes por qué tus jefes son duros? Porque estás SOLO. Si en vez de estar tú solo, rodeado de compañeros de trabajo todos solos, estuviérais organizados y plantárais cara en común tu jefe se haría una caca blandita y olorosa cada cochino día que os viera aparecer en grupo en la puerta de su despacho. No estés solo, no seas más imbécil.