Elogio de las vacaciones

Diversos medios de prensa y gente interesada se ha hecho eco de la decisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid de “renunciar” a sus vacaciones “porque tiene mucho trabajo” (Nota: esos mismos medios y personas han pasado por alto el hecho de que el presidente del gobierno si esté disfrutando de sus vacaciones). Digo “gente interesada” porque si miras sus perfiles idológicos y sociales verás que la mayoría de los que han empezado esta campaña por-renuncia a derechos fundamentales son gente de derecha-neocon-liberal, empresarios de medio pelo y mamporreros de la patronal. Luego, no podía faltar, han salido numerosos integrantes del club de fans de la derecha rancia y la patronal a dar palmas a esta decisión. Así que aquí van unas líneas contra esa gente que piensa que está bien renunciar a un derecho particular propio e irrenunciable como son las vacaciones y que se puede extender a cualquier otro derecho, dicho sea de paso.

Por ti mismo

Porque el descanso es necesario, porque necesitas parar y no trabajar de vez en cuando. Porque a poco que tegas familia o amigos, se merecen que pases tiempo con ellos. Porque cuando vengan mal dadas y estés enfermo en un hospital tu jefe no va a ir a dormir en el sofá de la habitación para cambiarte la cuña cuando hayas terminado de cagar, ni a avisar a la enfermera a las cuatro de la mañana cuando se haya terminado el bote de suero.

Porque es mentira que el trabajo sea salud

Esa estupidez se la inventó alguien que en su vida ha doblado el lomo. No hay más que ver la lista de enfermedades profesionales que hay registradas o pendientes de registro: enfermedades pulmonares relacionadas con la minería y uso de asbestos, cáncer por el trabajo con amianto, problemas de espalda de trabajadores de líneas de caja o reponedores, problemas de circulación de personal de restaurantes, el tunel carpiano de los que trabajamos frente a una pantalla de ordenador…. eso sin contar las cientos de personas que mueren cada año en el trabajo; 565 el año pasado SÓLO en España.

Porque los derechos son irrenunciables

Esto es, el mismo legislador, en un momento de lucidez, decidió que no puedes renunciar a los derechos que tienes aún cuando quieras hacerlo. Principalmente porque nadie podría asegurar que esa renuncia que estás haciendo sea voluntaria y no estés siendo sometido a algún tipo de coacción por parte de tu jefe, familia, etc. No puedes renunciar a tus vacaciones, a tu descanso diario, a tu libertad de movimientos…

Porque mucha gente murió para que tuvieramos esos derechos

El día de descanso, o los dos o más en mejores casos, no son “porque el domingo es día de ir a misa y por tanto es gracias a la iglesia” ni mucho menos. Hasta principios del siglo XX en España los obreros trabajaban los 7 días de la semana en jornadas de 12 horas para los adultos y 10 para los niños mayores de seis años. Fue en la huelga general iniciada en La Canadiense, en Barcelona, donde se consiguió la jornada de 8 horas y el día de descanso semanal. En esa huelga hubo mucha gente que murió a manos del estado y de pistoleros de la patronal que se oponían a dar estos derechos. No olvidemos que la fiesta del 1 de mayo tiene su origen en el asesinato de los cinco anarquistas de Chicago a manos del gobierno de EEUU tras las protestas en 1886 por la jornada de 8 horas.

Por solidaridad con tus compañeros/as de trabajo

Porque cuando tú decides renunciar a tus vacaciones estás creando un nefasto precedente en el trabajo donde el empresario crea una diferenciación entre el “buen trabajador” (tú) y los “malos” (los que hacen uso de sus derechos y se cogen vacaciones). Como decía una persona en twitter hace unos días, “los derechos son como las vacunas; si renuncias a ellos no solo te afecta a ti sino que pones en peligro al resto de la comunidad”. Por ese motivo no debes hacer más horas que las que te pagan y debes cogerte tus vacaciones.

Y porque, qué hostias, el trabajo es una mierda y las vacaciones una maravilla. Porque el trabajo apesta y “Si el trabajo fuera bueno se lo habrían quedado todo los ricos” (Mario Moreno Cantinflas)