Criptoocurrencias

Esta mañana leía bastante en diagonal un artículo publicado en el blog de una empresa tecnológica a cuenta del NFT. No voy a enlazar al artículo por cuestiones personales, pero solo diré que lo poco que leí me llamó muchísimo la atención y me hizo pensar en algo: seguramente el escritor del artículo vive en el absoluto engaño y su pasión desmedida por las criptoocurrencias (bitcoin, ethereum, NFT) y su defensa de que no son tan malas para el medio ambiente (sic) no vienen porque quiera timar a alguien sino porque él es el timado. (También está el tema de en qué momento una empresa tecnológica publica semejante panfleto, pero eso puede tener que ver más con la codicia empresarial que con la ignorancia).

Mono
El NFT a esta imagen (en otra URL) fue vendido por 86 ETH

El argumento que me convenció de este extremo fue cuando leí que decía que el NFT es un token “de un contenido digital” de un artista. Casualmente este fin de semana estuve leyendo un estupendo artículo con muchísimas referencias en el que enlazan a información sobre NFT, como por ejemplo a este otro artículo donde explica que en un NFT no se guarda el contenido digital, sino que se guarda el enlace a donde está subido el contenido digital. Esto es como si mañana usted va al museo del Prado y pone a la venta un NFT con la ubicación geográfica del cuadro “La familia de Carlos IV”. Nadie le impide ponerlo a la venta. Nadie impediría que alguien le pagara una obscena cantidad de dinero por ese NFT… pero el cuadro seguiría siendo propiedad del Museo del Prado. Es tan absurdo que me da por pensar ¿realmente se puede ser tan idiota como para pagar algo por esta mierda?

El problema no es, principalmente, la gente que tira su dinero en estas criptoocurrencias (que también), sino toda la gente que aprovecha su fama para subirse al carro de timar con criptocosas a gente con mucho, o bastante dinero. En este último año ha pegado un subidón espectacular y mucho aprovechado se ha subido al carro de timar a terceras personas vendiendo por una pasta un cochino enlace HTTP.

Esta gente, tanto el que tima como el que es timado, probablemente con la intención de que aparezca alguien más tonto que él al que poder timar por una cantidad superior de dinero (referencia), están colaborando a una escalada de consumo de energía sin precedentes. Y no solo por la electricidad que consumen sus criptoocurrencias, sino por la carrera contante por tener un mayor número de GPUs realizando cálculos enormes para ganar un nuevo token. Es tan ridículo que más que encarcelar a esa gente habría que devolverles a primaria. O si no a primaria si a ese curso en el que se estudiaban las estafas piramidales.

Este breve pensamiento pretendo que sea el primero de una lista de artículos sobre tecnología+política+activismo+ecologismo que quiero ir haciendo. Es un campo en el que hay muchísima difusión que hacer para evitar que las criptoocurrencias, como la dichosa web3, conviertan nuestras vidas en una distopía que relegará a la novela “1984” al estante de “Utopías postmodernas”

¿Y si dejamos de pelearnos entre nosotros…?

Hay una escena de “La vida de Brian” que muestra con gran exactitud la realidad de las organizaciones de izquierda españolas. Es la escena en la que el Frente Popular de Judea se adentra en el palacio para secuestrar a la mujer de Poncio Pilatos. En el pasillo se encuentra con otra facción que va a hacer lo mismo y se pelean mientras Brian les grita “tenemos que unirnos contra el enemigo común”.

Cualquiera que milite en sindicatos de izquierda, en partidos políticos o en movimientos sociales o se ríe con esa escena pensando “jajaja, que cabrones” o le molesta esa escena pensando “qué cabrones, ja ja ja”. Pero es que es así. Dentro de un mismo sindicato pequeño hay posturas irreconciliables, hay “familias” y gente que no se puede ni ver. Gente que vota en contra de todo lo que proponga Benganito porque en el año 82 Benganito dijo nosequé de Fulanito, que ya está muerto, pero para rencorosos nosotros. Y no digamos ya entre organizaciones. Que sí, que igual muchos de esos rencores tienen un motivo histórico, como los que tienen casi todas las peleas en los pueblos por ese árbol que está en la linde del vecino y es mejor talarlo que dejar que le caigan frutos a la parcela del vecino al que odias. De ese nivel estoy hablando.

Pero ahora la situación es jodida. Más, mucho más, que la que viene siendo desde hace 30 años. Tenemos a la extrema derecha gobernando. El PP se ha quitado la careta de “centro derecha” y ha sacado el traje de franquistas. No duda en gobernar de la mano de su propia escisión, Vox, un partido que es más franquista que Franco, con la salvedad de no tener el apoyo de naciones extranjeras de corte fascista…. de momento.

Así pues, con este panorama, ¿es intelligente seguir como estamos? ¿Es inteligente seguir pegándonos internamente por cosas que podemos dejar aparcadas durante un tiempo, al menos hasta que el fascismo no esté pretendiendo gobernar? Hitler necesitó solo seis meses de gobierno en minoría para tirar abajo todo el sistema democrático de la república de Weimar. Seis meses en los que se ilegalizaron partidos, sindicatos y se encarceló en campos de concentración a toda clase de rivales políticos. ¿En serio no podemos dejar nuestras diferencias para evitar que esto vuelva a pasar?

Hay luz al final del tunel. Sólo tenemos que ceder un poco con nuestros compañeros y compañeras de trinchera. Ser inteligentes y dejar de lado, tod@s, nuestras diferencias. Aunque X diga “niñes” en un mitin, aunque Z tenga liberados sindicales, aunque Y escriba unos manifiestos de 450 hojas.

Estamos en un momento histórico realmente complicado. Debemos evitar que esto vaya a peor.

Y viva el 1º de mayo

“El 15M se comió mis deberes”

Ayer otro partido de extrema derecha, este sin caretas ni medias tintas, entró en escena con representación parlamentaria. En Andalucía Vox, un partido creado por ex peperos con ansias de tener una silla con la que abrir la crisma a los inmigrantes y a los rojos antes de sentarse sobre ella a echar raíces, obtuvo 400.000 votos.

Como no quiero poner el foco en esa gentuza, que bastante publicidad les han dado los medios de prensa (vaya usted a saber por qué) me voy a quedar con las reacciones de la izquierda.

Esta mañana, antes de las 7.00, ya había leído un twitt de alguien que acusaba, como no podía ser de otra manera, al 15M de haber ayudado a aupar a Vox. A medio día, otro iluminado del verdadero izquierdismo, acusaba al movimiento feminista de estar desvirtuando la lucha obrera y de ser “una política identitaria”. Identitaria de más de la mitad de la población de la tierra, tete. Me costaba encontrar un ápide de lucidez, un poco de autocrítica. Uno de los líderes de eso que se autoproclama la “nueva izquierda” decía que Vox era el tercer partido al que votan los ricos de Andalucía. Nos acabamos de enterar de que en Andalucía hay un millón ochocientos diezmil ricos. (La suma de los tres partidos a los que votan). Poco a poco fui encontrando alguna que otra cosa, hasta que di con el siguiente twitt, el único que voy a enlazar porque vale la pena resaltar las cosas buenas y condenar al ostracismo a las malas. Este twitt, amigas, es ORO del bueno

 

Si, esto es lo que toca. Fortalecer las organizaciones libertarias en cada barrio, en cada pueblo, en cada centro de trabajo, en cada espacio en el que militamos. Toca reforzar la solidaridad, el apoyo mutuo.

Nosotras tenemos la necesidad de unirnos a partir un piñón, apretar nuestros brazos y reforzar nuestras maltrechas organizaciones y colectivos.

Hace años estuve en Apoyo Mutuo y vi como, por unos motivos que ahora ni recuerdo, se fraccionó un proyecto que iba justamente de esto: de crear una unidad entre las y los libertarios, uniéndonos a costa de dejar a la entrada de las asambleas y los locales nuestras diferencias. Tal vez ha llegado…. qué demonios, hace tiempo que llegó el momento de fortalecernos, de organizarnos, de construir y de demostrar que ese mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones es infinítamente mejor que ese mundo de odio que propaga, con tanto éxito, la extrema derecha.

El mensaje xenófobo avanza

En verano se ha producido en Galapagar un suceso de un cruce de acusaciones y una agresión entre el dueño de un restaurante y un concejal del pueblo. Al calor de ese cruce de acusaciones y denuncias ha aparecido un partido facha a escupir su mensaje de odio a los extranjeros, porque resulta que el dueño del restaurante es italiano. Este texto que adjunto debajo ha sido publicado en el medio que solo tiene edición en papel: La Información de Galapagar y Colmenarejo.

Este mensaje no debe ser ocultado pero si contrarrestado y combatido. Aprovechar un suceso que viene de largo entre un comerciante y un concejal del que se sabe que no es trigo limpio para escupir soflamas racistas y xenófobas es de una simpleza propia de la derechona más rancia.

Hay que combatir a esa gente, hay que estar atentas y contrarrestar sus soflamas con información o repetiremos los hechos más negros de la historia reciente de Europa

Si no se puede bailar, tampoco es mi revolución

Lo bueno de poner orden en las fotos es que afloran recuerdos no muy antiguos pero que a uno le animan, como encontrar la foto de la #AcampadaPolicía, o que a uno le dan cierta añoranza, como las fotos de las actuaciones de D-Mentes. Y entre fotos de los perretes jóvenes y lozanos, de los gatos que ya no están conmigo y de manifestaciones, manifestaciones, concentraciones y más manifestaciones a uno le da por pensar.

Que buenos tiempos aquellos en los que pensábamos que estábamos cambiando el mundo, poco a poco, con cada acción, con cada movilización. Que crédulos fuimos, pero qué bien nos lo pasamos. A fin de cuentas, si el activismo no tiene sus momentos divertidos, si no es motivador y no nos “eleva el espíritu” ¿qué nos queda? ¿Ser unos gruñones y amargados que hacen cosas por “tradición”, por “principios” o por pura y dura “profesionalización”?

He vuelto a mirar el ensayo general de la actuación de títeres que nos llevó a hacer catorce actuaciones. Las fotos de una concentración en solidaridad por otros titiriteros detenidos por hacer una obra que no distaba mucho de la nuestra y con los cuales tuvimos el gusto de hablar y casi fraguó el actuar juntas… Que bien nos lo pasamos durmiendo en un convento okupado en Zafra, actuando en las fiestas de Poble Sec en Barcelona, en Aluche con una actuación no anunciada del grupo de teatro de No Somos Delito que simularon una detención en el CSA donde estábamos…

Yo quiero volver a aquellos tiempos en los que hacíamos cosas sin parar, sin preocuparnos porque a unos amargados les pareciera bien o mal. Lo hacíamos y punto. El pasado miércoles estuve en la fiesta que montó la Coordinadora de Informática de CGT en el CSOA La Ingobernable y pensé lo mismo. Que grande es poder hacer cosas, crear, apoyar a las compas que lo necesitan y gozarlo. Si, terminamos agotados tras cinco horas de fiesta, barra y solidaridad a raudales, pero felices, que es de lo que se trata. Que otros se queden la amargura y la mala hostia.

Vamos a crear, a movilizarnos, a apoyar y a tirar abajo este sistema, claro que si, pero lo vamos a pasar bien, porque ya está bien de salir cabreado de las reuniones y asambleas.

Si no se puede bailar, tampoco es mi revolución

País de pandereta

Hoy ha dimitido Cristina Cifuentes. Si usted, mi muy loado lector, no vive o sale de bares por Madrid, igual no la conozca. Cristina Cifuentes ha sido la delegada del gobierno que reprimió con más saña todas las movilizaciones del 15M, si exceptuamos la represión que CiU llevó a cabo en el desalojo de la Plaza de Catalunya. Cifu se saltó a la torera la constitución y lo que hiciera falta para reprimir las convocatorias y movilizaciones de la PAH, de la asamblea de vivienda, de No Somos Delito, de todas las que participamos en el 15M. Fue la que desalojó Sol a porrazos, la que mandó a la policía entrar en la estación de Atocha cuando las Marchas de la Dignidad, la que provocó una estampida en Colón durante el miting de dichas marchas. La que mandó a la policía a perseguir activistas por los andenes de Callao cuando la movilización de #yoNopago contra las subidas del transporte público. Luego llegó a presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid y desde ahí continuó con la línea privatizadora y represora del partido del que forma parte. Continuó con la venta de la sanidad pública, siguió empeorando el servicio del Metro de Madrid, de la educación pública, del canal de Isabel II… de todo. No en vano esa mujer ha sido una continuación de Esperanza Aguirre, de Ignacio González, de Ruíz-Gallardón.

Hoy ha dimitido porque el PP no es un partido político, es una mafia, y se comporta como ella. Hoy ha dimitido porque alguien ha guardado en un cajón durante ocho años, durante dos mil novecientos veintidos días, una cinta de vídeo en la que sale robando  dos botes de cremas de un supermercado. No ha dimitido por el saqueo de los servicios públicos para beneficiar al sector privado, ni por violar la ley para reprimirnos, ni por sacarse una titulación de forma ilegal falsificando documentos oficiales la cual parece que usted y yo somos los únicos tontos que no hemos falsificado. Ha dimitido por un vídeo en el que sale robando dos botes de cremitas y que alguien de su partido ha guardado hasta que les ha venido a bien que lo publicara un ¿¿periodista?? afin.

Este país es una puñetera vergüenza. Esta mujer debía haber dimitido hace mucho. Debía estar en la trena por sus constantes incumplimientos de la ley, pero acaba de dimitir por un hurto de ¿150 €?

Ludismo 2.0

Los que trabajamos en la informática solemos ser conscientes de que el fruto de mucho de nuestro trabajo conlleva una automatización de procesos industriales que tiene unas consecuencias indirectas, o no tan indirectas, que no desearíamos. La mejora de un proceso de gestión informática de una línea aérea, por ejemplo, supone que no sea necesaria una gran cantidad de trabajadores que se encargaban de programar vuelos en función de la oferta y demanda. Las aplicaciones web y móviles bancarias pueden cubrir la necesidad de teleoperadores u oficinas a pie de calle. Desarrollar estos sistemas requiere tiempo y esfuerzo humano; lo mismo que su mantenimiento y mejora, lo que supone que en algunos casos los puestos que desaparecen por un lado de la cadena han aparecido por la otra, pero sin duda esta cantidad de puestos que crea el sector informático no es comparable al número de puestos que destruye el fruto de la informatización. Sin embargo hace pensar en un punto clave que lleva defendiendo el anarcosindicalismo desde mucho antes de que Dennis Ritchie aprendiera a aporrear un teclado:

La automatización y mecanización de los sistemas de producción tienen que tener como finalidad la mejora de las condiciones de vida de las personas trabajadoras y no han de servir como herramienta para la acumulación de capitales por parte de la burguesía y la precarización de las condiciones laborales.

Dicho en lenguaje de nuestros antiguos:

Trabajar menos para que trabajemos todas.

Pero no significa esto que defienda que trabajemos menos para cobrar también menos, sino todo lo contrario. Si has leído “Elogio de la ociosidad” de Bertrand Russell lo siguiente que vas a leer no te va a sonar a “gran descubrimiento”. Esto es, más o menos y trasladado a esta época, lo que escribió Russell a principio de los años 30. Russell ponía como ejemplo la fabricación de alfileres, pero hablemos por ejemplo de la gestión de servicios aéreos, aunque se puede aplicar a casi todo.

La mecanización y la informatización de los medios productivos están provocando, como efecto colateral, la desaparición de puestos de trabajo. Antes cuatro operarios podían gestionar un número determinado de vuelos en una jornada de ocho horas de trabajo cada uno. Ahora, con el software adecuado, ese trabajo lo puede hacer uno, aunque concretamente ese uno no va a gestionar los vuelos sino que va a controlar que el sistema informático siga en pie haciendo su labor. Esto significa que el trabajo de cuatro, que suponía cuatro sueldos al empresario, ahora lo hace uno solo a cambio de un pequeño desembolso por parte del patrón para montar el sistema informático. Pequeño si tenemos en cuenta que el software va a aguantar mucho tiempo funcionando y no va a pedir vacaciones ni reclamar sus derechos laborales haciendo una semana de huelga. Esto, obviamente, es injusto. Es injusto porque el empresario tiene ahora, añadido a su beneficio anterior, el ahorro que está haciendo de tres sueldos.

En lugar de esto debemos defender que esa desaparición de puestos de trabajo es injusta y no es causada por la informatización, sino por la avaricia desmedida del capitalista. En vez del escenario anteriormente debemos abogar por otro muy distinto: los cuatro operarios podrían trabajar una cuarta parte de su jornada (2,5 horas) pero con el salario de 8 horas para mantener el software informático funcionando sin que el empresario viera reducirse su margen de beneficios sacando, al final de la jornada, la misma cantidad de trabajo, o seguramente bastante más, que antes de la informatización del sistema.

Debemos defender, en fin, que la informatización de la sociedad, la mejora de los sistemas de comunicación y de los sistemas productivos tiene que ir encaminada hacia una drástica reducción de la jornada laboral sin pérdida del poder adquisitivo. Debemos luchar por la mejora de las condiciones laborales de todas, trabajen o no en la informática, porque el fruto de nuestro trabajo debe ir encaminado a mejorar la vida de todas, no a llenar los bolsillos de unos pocos.

Abajo el trabajo.