La tecnología como herramienta de liberación

En los colectivos activistas, especialmente en el mundo sindical, hay una cierta animadversión hacia la tecnología. Sin llegar al extremo de los luditas del siglo XIX, se ataca a la tecnología porque se asume en el discurso que el único fin de ésta es enriquecer aún más a la burguesía.

Esto es cierto, pero con algunos matices que hacen que la afirmación, de tan tajante, sea falsa. Esta afirmación podría ser verdad a día de hoy con cierta tecnología, como lo fue en el XIX la imprenta, la máquina de vapor, o, a fin de cuentas, casi cualquier tecnología que requería de una gran inversión para su explotación. Entonces como ahora solo aquellas personas que tenían dinero para comprar un telar accionado por una máquina de vapor podían competir en precios con los telares tradicionales. Y en lugar de ser las trabajadoras de los telares las que compraban la máquina, era el patrón, que ya estaba bien podrido de dinero, el que hacía la inversión para despedir a trabajadoras y aumentar la producción con unos costes más bajos. Pero hay un matiz importantísimo a todo esto, una gran excepción que se está extendiendo desde hace décadas y que tira todo este discurso a la basura. Esto son las licencias libres y todo el movimiento Copyleft, GNU y similar.

En los años 80 la tecnología “de vanguardia” era extremadamente cara. Un ordenador para investigación podía costar una cantidad de dinero imposible de asumir para una universidad pública con un presupuesto abultado. En esa época el acceso a internet, ARPANET más bien dicho, era minoritario. En 1984 solamente había 1.000 ordenadores conectados a internet. Internet, WWW, no nacería hasta 1991. Entorno a internet se fue labrando una comunidad que piensa que el conocimiento debe ser libre y que compartir es provechoso para toda la comunidad. En torno a internet nacieron los proyectos antes mencionados y muchos otros que fomentan la comunicación y la creación en común para el beneficio común.

El paso más reciente de esa tecnología abierta e independiente de la industria son el hardware libre (como Arduino, la arquitectura de microprocesadores RISC-V) o  las impresoras 3D. Impresoras capacer de reproducir las piezas que se especifiquen en un diseño industrial. Estos diseños se pueden encontrar en internet libres y de acceso abierto gracias a las licencias copyleft; cualquiera puede coger el plano, usarlo, mejorarlo y distribuirlo libremente. Esto, antes de la era de la informática, era realmente complicado. Si queríamos un diseño de una pieza debíamos tener el original a reproducir, los conocimientos de dibujo técnico necesarios para sacar el plano de la pieza y la maquinaria necesaria para reproducirlos: tornos, fresadoras, forjas… ahora, con acceso a internet, podemos encontrar un diseño de la pieza e imprimirla con una impresora que ya, por fin, son accesibles económicamente. Incluso podemos llegar a imprimir en una de estas máquinas las piezas necesarias para hacer otras impresoras similares.

Por tanto se puede afirmar que gracias a internet y la informática hemos conseguido que el acceso al conocimiento y a la tecnología estén desligados del poder industrial. Sí, obviamente hay grandes empresas, gigantescas, como Amazon, Google, Microsoft, etc que tienen centros de datos con una potencia descomunal repartidos por todo el mundo. Pero hay vida fuera de estas grandes compañías. Hay gente que lo demuestra día a día. Se puede tener el correo electrónico en nuestro propio ordenador de casa sin depender de ninguna empresa. Podemos tener el teléfono contratado con una cooperativa, los datos almacenados en otra cooperativa danesa o sueca… Existen proyectos que comparten los planos y la información necesaria para la creación de automóviles “abiertos”, independientes de cualquier fabricante. Se está avanzando en una arquitectura de microprocesadores abierta que permitirá tener un ordenador sin depender de los dos grandes de la tecnología: Intel y AMD. Jamás la tecnología había estado tan al alcance de todas.

No en vano ahora los gobiernos quieren poner puertas al campo, impidiendo esta difusión, demonizando la “deep web” sin hablar de que sirve para que periodistas y disidentes de todas partes del mundo puedan dar a conocer lo que está sucediendo sin exponer sus vidas y las de sus familias. No se quiere acabar con Internet porque la gente piratee los álbumes de Ramoncín o se rían de la última cagada de Pablo Casado. Se quiere acabar con internet porque da un alcance al conocimiento que está más allá de lo que pudieron llegar a imaginas los enciclopedistas del siglo XVIII.

La tecnología es, pues, una herramienta. Y por primera vez la tecnología es accesible, abierta y libre. Un ordenador puede estar funcionando una década, como este desde el que escribo, gracias al software libre que hace que no necesitemos invertir dinero en comprar un nuevo ordenador cuando unos señores de Redmond o Cupertino lo desean. Hace una década que nació el proyecto del “portátil de 100$” como forma de llevar el acceso a la tecnología a países en vías de desarrollo.

Es por esto que, frente a un nuevo-ludismo que aboga por atacar a la tecnología, estamos los que pensamos que la tecnología debe de estar al servicio de las personas. Que, como decía Bertrand Russell en “Elogio de la ociosidad“, la tecnificación de los trabajos no deben ir en aumentar el margen económico del empresario sino en una mejora de las condiciones de las personas mediante un drástico recorte de la jornada laboral. Ante el caso de un empresario que despide a nueve de sus diez contables porque ha comprado un ordenador y lo que antes se hacía en 400 horas de trabajo a la semana ahora lo puede hacer una persona en 40, los hay que no abogamos por romper el ordenador a garrotazos, sino por que esas 10 personas conserven sus trabajos Y SUS SALARIOS en una cómoda jornada laboral de 4 horas…. semanales.

Por eso debemos rechazar el discurso de que la tecnología es mala. Malas son las personas que usan dicha tecnología para aprovecharse de las demás.

El mensaje xenófobo avanza

En verano se ha producido en Galapagar un suceso de un cruce de acusaciones y una agresión entre el dueño de un restaurante y un concejal del pueblo. Al calor de ese cruce de acusaciones y denuncias ha aparecido un partido facha a escupir su mensaje de odio a los extranjeros, porque resulta que el dueño del restaurante es italiano. Este texto que adjunto debajo ha sido publicado en el medio que solo tiene edición en papel: La Información de Galapagar y Colmenarejo.

Este mensaje no debe ser ocultado pero si contrarrestado y combatido. Aprovechar un suceso que viene de largo entre un comerciante y un concejal del que se sabe que no es trigo limpio para escupir soflamas racistas y xenófobas es de una simpleza propia de la derechona más rancia.

Hay que combatir a esa gente, hay que estar atentas y contrarrestar sus soflamas con información o repetiremos los hechos más negros de la historia reciente de Europa

Si no se puede bailar, tampoco es mi revolución

Lo bueno de poner orden en las fotos es que afloran recuerdos no muy antiguos pero que a uno le animan, como encontrar la foto de la #AcampadaPolicía, o que a uno le dan cierta añoranza, como las fotos de las actuaciones de D-Mentes. Y entre fotos de los perretes jóvenes y lozanos, de los gatos que ya no están conmigo y de manifestaciones, manifestaciones, concentraciones y más manifestaciones a uno le da por pensar.

Que buenos tiempos aquellos en los que pensábamos que estábamos cambiando el mundo, poco a poco, con cada acción, con cada movilización. Que crédulos fuimos, pero qué bien nos lo pasamos. A fin de cuentas, si el activismo no tiene sus momentos divertidos, si no es motivador y no nos “eleva el espíritu” ¿qué nos queda? ¿Ser unos gruñones y amargados que hacen cosas por “tradición”, por “principios” o por pura y dura “profesionalización”?

He vuelto a mirar el ensayo general de la actuación de títeres que nos llevó a hacer catorce actuaciones. Las fotos de una concentración en solidaridad por otros titiriteros detenidos por hacer una obra que no distaba mucho de la nuestra y con los cuales tuvimos el gusto de hablar y casi fraguó el actuar juntas… Que bien nos lo pasamos durmiendo en un convento okupado en Zafra, actuando en las fiestas de Poble Sec en Barcelona, en Aluche con una actuación no anunciada del grupo de teatro de No Somos Delito que simularon una detención en el CSA donde estábamos…

Yo quiero volver a aquellos tiempos en los que hacíamos cosas sin parar, sin preocuparnos porque a unos amargados les pareciera bien o mal. Lo hacíamos y punto. El pasado miércoles estuve en la fiesta que montó la Coordinadora de Informática de CGT en el CSOA La Ingobernable y pensé lo mismo. Que grande es poder hacer cosas, crear, apoyar a las compas que lo necesitan y gozarlo. Si, terminamos agotados tras cinco horas de fiesta, barra y solidaridad a raudales, pero felices, que es de lo que se trata. Que otros se queden la amargura y la mala hostia.

Vamos a crear, a movilizarnos, a apoyar y a tirar abajo este sistema, claro que si, pero lo vamos a pasar bien, porque ya está bien de salir cabreado de las reuniones y asambleas.

Si no se puede bailar, tampoco es mi revolución

¿Por qué tanto odio a la ciencia?

La ciencia es maravillosa. Si es cierto que igual es un principio de un artículo bastante pedante y donde ya desde el principio dejo clara mi postura, pero no tengo mejor descripción de lo que es, para mi, la ciencia. Partamos de la base de que no soy científico, no hice carrera alguna ni master ni nada de eso, que soy de “la FP”. Pero me ha encantado la ciencia. Primero porque lo explica todo. Segundo porque es colaborativa. Si cogemos cualquier rama de la ciencia y vamos tirando hacia atrás, nombre tras nombre, hasta el origen de esa rama, veremos que hay cientos o miles de personas que han aportado su granito de arena usando como base los granitos de los que le han precedido. La ciencia además es maravillosa porque, cuando se equivoca, no duda en ser corregida, o revisada, o mejorada. Y sobre todo porque en la ciencia no hay verdades absolutas hasta que se demuestra que lo son. Y siempre podrá llegar alguien que le encuentre un pero y la mejore, revise, corrija.

La ciencia es una parte del conocimiento. Y el conocimiento, saber cosas, es lo que nos hace libres. Y cuantas más cosas sepamos, más libres. Por eso, porque el conocimiento científico nos ha permitido librarnos de lastres de la humanidad como han sido la religión, o el pensamiento mágico, me llena de profunda tristeza ver que hay gente que rechaza la ciencia de una patada y abraza el mensaje de charlatanes, farsantes, timadores, estafadores. Y cuando eso se hace desde la izquierda, me parece tan inverosimil.

Se supone que el pensamiento progresista busca la emancipación de las personas a través del conocimiento y la libertad. Si es así ¿cómo se puede ser de izquierdas y creerse mentiras como los chemtrails, la homeopatía, el reiki y todas esas religiones para incautos? ¿Por qué gente de izquierda, que se supone que tienen, tenemos, un sentido crítico más trabajado y un pensamiento más abierto al cambio y al intercambio de ideas puede abrazar el discurso de un estafador como Pamiés? Y no solo abrazarlo, sino creérselo hasta el mismo tuétano y difundirlo como si fuera verdad, sin valorar el daño que puede estar haciendo el discurso de un anti-vacunas que asegura que cura el cáncer con florecitas?

¿Donde está el pensamiento crítico? ¿Donde está el interés por saber, por buscar la realización personal a través del conocimiento? ¿Donde quedó el romper con las cadenas de la explotación en forma de analfabetismo al que las clases dirigentes condenaron a millones de trabajadoras y trabajadores durante generaciones?

País de pandereta

Hoy ha dimitido Cristina Cifuentes. Si usted, mi muy loado lector, no vive o sale de bares por Madrid, igual no la conozca. Cristina Cifuentes ha sido la delegada del gobierno que reprimió con más saña todas las movilizaciones del 15M, si exceptuamos la represión que CiU llevó a cabo en el desalojo de la Plaza de Catalunya. Cifu se saltó a la torera la constitución y lo que hiciera falta para reprimir las convocatorias y movilizaciones de la PAH, de la asamblea de vivienda, de No Somos Delito, de todas las que participamos en el 15M. Fue la que desalojó Sol a porrazos, la que mandó a la policía entrar en la estación de Atocha cuando las Marchas de la Dignidad, la que provocó una estampida en Colón durante el miting de dichas marchas. La que mandó a la policía a perseguir activistas por los andenes de Callao cuando la movilización de #yoNopago contra las subidas del transporte público. Luego llegó a presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid y desde ahí continuó con la línea privatizadora y represora del partido del que forma parte. Continuó con la venta de la sanidad pública, siguió empeorando el servicio del Metro de Madrid, de la educación pública, del canal de Isabel II… de todo. No en vano esa mujer ha sido una continuación de Esperanza Aguirre, de Ignacio González, de Ruíz-Gallardón.

Hoy ha dimitido porque el PP no es un partido político, es una mafia, y se comporta como ella. Hoy ha dimitido porque alguien ha guardado en un cajón durante ocho años, durante dos mil novecientos veintidos días, una cinta de vídeo en la que sale robando  dos botes de cremas de un supermercado. No ha dimitido por el saqueo de los servicios públicos para beneficiar al sector privado, ni por violar la ley para reprimirnos, ni por sacarse una titulación de forma ilegal falsificando documentos oficiales la cual parece que usted y yo somos los únicos tontos que no hemos falsificado. Ha dimitido por un vídeo en el que sale robando dos botes de cremitas y que alguien de su partido ha guardado hasta que les ha venido a bien que lo publicara un ¿¿periodista?? afin.

Este país es una puñetera vergüenza. Esta mujer debía haber dimitido hace mucho. Debía estar en la trena por sus constantes incumplimientos de la ley, pero acaba de dimitir por un hurto de ¿150 €?

Verdad, Memoria y Reparación

Mi abuelo fué fusilado en la guerra civil. Era civil y no participó activamente en la guerra, aunque si formó parte de una organización política. Está enterrado en un cementerio, tiene una lápida con su nombre y ha contado, desde poco después de sser fusilado, con la memoria. Él formó parte de los que provocaron y ganaron el golpe de estado, por eso no está enterrado en una cuneta o en una fosa común. Por eso sus familiares podemos ir a una lápida con su nombre a dejar flores.

Hoy he estado encima de siete fosas comunes. En San Lorenzo de El Escorial, como en muchos otros sitios de España, tras la guerra, fueron represaliadas cientos de personas y fueron enterradas en fosas comunes a la entrada de los cementerios; donde la gente pusidera pisar sus restos, como última forma de represión y de desprecio. No solo fueron fusilados por sus ideas políticas y enterrados en una fosa sin nombre, es que además la fosa la colocaron en un sitio tal que todos los vecinos pudieran y tuvieran que pisarles. No era una guerra, era un genocidio.

Fue un genocidio porque en la zona de la sierra oeste de la sierra del Guadarrama fueron fusiladas, enviadas a campos de concentración nazis o murieron en prisión más de 150 personas de una población estimada de 20.000 habitantes. Es decir, casi 1 de cada cien. Los números por municipios además demuestran lo institucionalizado y metódico del genocidio. En municipios con poblaciones similares hubo el mismo número de fusilados. Estos fusilamientos eran, pues, cupos. Si en un pueblo había que matar a 10, se cogían 10 personas señaladas por la iglesia, falange, o los terratenientes y se les paseaba. Era un genocidio, la guerra ya había terminado y se había impuesto un estado autoritario y represor.

La prueba diabólica

En los procesos de la “santa inquisición” era muy habitual que la acusada fuera sometida a trampas lógicas. Una de ellas, la más habitual, era colocar a la persona que estaba siendo juzgada en un callejón sin salida: si reconocía la acusación que caía sobre ella era declarada culpable; si no reconocía la acusación era porque era culpable. La acusada no tenía forma de salir del tribunal con opciones de ver muchos más amaneceres. Si se declaraba culpable terminaría en la hoguera, si no, terminaría en la hoguera por estar poseída por el deminio que le hacía no declararse culpable. ¿Pruebas de la defensa? Uy, eso es de hippies modernos.

En los procesos inquisitoriales la acusada se debía defender demostrando su inocencia. No era el acusador el que debía demostrar la culpabilidad como en el derecho moderno. Si a esto le sumamos el hecho de que el inquisidor, el que hacía la acusación, cobrara como pago de su labor un porcentaje de las posesiones de la acusada y que el soplón también se llevaba una parte, no era raro que mucha gente terminara ante el tribunal del santo oficio por rencillas internas. Por ejemplo la madre de Kepler estuvo a punto de morir quemada por bruja debido a un libro de “ciencia ficción” que escribió su hijo; “Somnium”. Le salvó de morir quemada el hecho de que su hijo fuera una persona respetada en su comunidad.

En este proceso murieron miles de personas. Algunas famosas, como Giordano Bruno o Miguel Servet, pero la mayor parte fueron personas anónimas y, mayoritariamente, mujeres.

 

¿Somos insensibles a la problemática laboral?

El otro día leí un twitt de los que caen como un jarro de agua fria. Una persona se lamentaba por su situación laboral: un curro mal pagado, en el que le forzaban a hacer horas no remuneradas, donde no se respetaban los descansos entre jornadas, ni los descansos semanales… ni casi nada. Lo que nos estaba contando en un hilo de mensajes era un caso de explotación claro, de los de libro. Entré a leer las respuestas y fue un segundo jarrazo, este con jarra incluida; 70 menciones de “jo, que mal”, “animo”, “es que la cosa está fatal”, “jo, como se aprovechan” etc. Solo vi un mensaje, de alguien a quien sigo, que se ofrecía a hacer algo: presentar una denuncia, dar consejos legales…algo. En ese panorama yo también me ofrecí. No sería complicado montar una concentración en la puerta, un reparto entre los clientes…..algo. No hubo respuesta, supongo que por el aluvión de interacciones.

Esas respuestas me hicieron recordad lo que he leido sobre indefensión aprendida, sobre como la generalización de una mala situación nos hace aceptar como “normal” las injusticias más indignantes. Tal vez por el exceso de información negativa con la que somos bombardeados constantemente. Y me hizo pensar ¿qué estamos haciendo? ¿qué respuesta damos ante la injusticia? ¿sólo unas palabras de aliento?¿pero eso es porque no podemos ofrecer más o porqur asumimos que como todo está muy mal un poco más de desazón no se va a notar?

Aquí me acordé del manual del Grupo de Solidaridad de Seattle donde ante esta problemática se organizaron y plantaton cara. El objetivo era lograr pequeñas victorias en pequeñas luchas, difundirlas y lograr que más gente se sumara.

Esta situación no es tan extraña como nos pueda parecer y las soluciones posibles no son utópicas ni requieren un esfuerzo fuera de lo común. Puede parecer que hemos perdido toda capacidad de movilizarnos en la defensa de los derechos laborales de otras personas. Hay que reconocer que el mercado laboral ha cambiado para hacer esta tarea mucho más complicada. Las grandes factorías con una plantilla de cuatro o cinco mil personas hace mucho que no existen o están en extinción. La subcontratación y las empresas pequeñas, franquicias de ropa o restaurantes de comida para llevar han ganado terreno a las fábricas. Y más ahora con los trabajadores falsos autónomos sobre los que se apoyan las empresas “guays” como Amazon, Deliveroo, Uber, etc bajo la fachada del “trabajo colaborativo”.

Sí, el mercado laboral ha cambiado. Sí, la realidad laboral ha cambiado. O nos adaptamos, o respondemos a las llamadas de auxilio como la de esta persona ofreciendo ayuda real, o estaremos muy muy jodidos y seguiremos bajando en esta larga y empinada pendiente que es la pérdida de derechos laborales

Vd. está siendo supervisado y auditado

Ironías del destino, me entero de que hay alguien interesado en saber lo que escribo, no porque le pueda parecer interesante o digno de lectura, sino porque quiere usar lo que escribo con aviesas intenciones.

Ironías de la vida, esa persona no es policía, juez, espía o bot ruso, sino una persona de la organización que milito. Así pues a partir de ahora los post que escriba irán cifrados (los pocos que hago porque llevo años que no tengo la actividad que tenía cuando estaba en Blogspot de 3 artículos al día).

Tengan esto como divertimento, pues para leerme no solo tendrán que acceder al blog, sino también deberán  desencriptar el texto del artículo. Vamos a empezar con un sistema antigüo y muy muy facil.

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Elogio de las vacaciones

Diversos medios de prensa y gente interesada se ha hecho eco de la decisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid de “renunciar” a sus vacaciones “porque tiene mucho trabajo” (Nota: esos mismos medios y personas han pasado por alto el hecho de que el presidente del gobierno si esté disfrutando de sus vacaciones). Digo “gente interesada” porque si miras sus perfiles idológicos y sociales verás que la mayoría de los que han empezado esta campaña por-renuncia a derechos fundamentales son gente de derecha-neocon-liberal, empresarios de medio pelo y mamporreros de la patronal. Luego, no podía faltar, han salido numerosos integrantes del club de fans de la derecha rancia y la patronal a dar palmas a esta decisión. Así que aquí van unas líneas contra esa gente que piensa que está bien renunciar a un derecho particular propio e irrenunciable como son las vacaciones y que se puede extender a cualquier otro derecho, dicho sea de paso.

Por ti mismo

Porque el descanso es necesario, porque necesitas parar y no trabajar de vez en cuando. Porque a poco que tegas familia o amigos, se merecen que pases tiempo con ellos. Porque cuando vengan mal dadas y estés enfermo en un hospital tu jefe no va a ir a dormir en el sofá de la habitación para cambiarte la cuña cuando hayas terminado de cagar, ni a avisar a la enfermera a las cuatro de la mañana cuando se haya terminado el bote de suero.

Porque es mentira que el trabajo sea salud

Esa estupidez se la inventó alguien que en su vida ha doblado el lomo. No hay más que ver la lista de enfermedades profesionales que hay registradas o pendientes de registro: enfermedades pulmonares relacionadas con la minería y uso de asbestos, cáncer por el trabajo con amianto, problemas de espalda de trabajadores de líneas de caja o reponedores, problemas de circulación de personal de restaurantes, el tunel carpiano de los que trabajamos frente a una pantalla de ordenador…. eso sin contar las cientos de personas que mueren cada año en el trabajo; 565 el año pasado SÓLO en España.

Porque los derechos son irrenunciables

Esto es, el mismo legislador, en un momento de lucidez, decidió que no puedes renunciar a los derechos que tienes aún cuando quieras hacerlo. Principalmente porque nadie podría asegurar que esa renuncia que estás haciendo sea voluntaria y no estés siendo sometido a algún tipo de coacción por parte de tu jefe, familia, etc. No puedes renunciar a tus vacaciones, a tu descanso diario, a tu libertad de movimientos…

Porque mucha gente murió para que tuvieramos esos derechos

El día de descanso, o los dos o más en mejores casos, no son “porque el domingo es día de ir a misa y por tanto es gracias a la iglesia” ni mucho menos. Hasta principios del siglo XX en España los obreros trabajaban los 7 días de la semana en jornadas de 12 horas para los adultos y 10 para los niños mayores de seis años. Fue en la huelga general iniciada en La Canadiense, en Barcelona, donde se consiguió la jornada de 8 horas y el día de descanso semanal. En esa huelga hubo mucha gente que murió a manos del estado y de pistoleros de la patronal que se oponían a dar estos derechos. No olvidemos que la fiesta del 1 de mayo tiene su origen en el asesinato de los cinco anarquistas de Chicago a manos del gobierno de EEUU tras las protestas en 1886 por la jornada de 8 horas.

Por solidaridad con tus compañeros/as de trabajo

Porque cuando tú decides renunciar a tus vacaciones estás creando un nefasto precedente en el trabajo donde el empresario crea una diferenciación entre el “buen trabajador” (tú) y los “malos” (los que hacen uso de sus derechos y se cogen vacaciones). Como decía una persona en twitter hace unos días, “los derechos son como las vacunas; si renuncias a ellos no solo te afecta a ti sino que pones en peligro al resto de la comunidad”. Por ese motivo no debes hacer más horas que las que te pagan y debes cogerte tus vacaciones.

Y porque, qué hostias, el trabajo es una mierda y las vacaciones una maravilla. Porque el trabajo apesta y “Si el trabajo fuera bueno se lo habrían quedado todo los ricos” (Mario Moreno Cantinflas)